El verano es una época complicada en la NBA. Los meses de agosto y principios de septiembre son los únicos en los que las franquicias pueden coger vacaciones tras haber finiquitado el draft, la agencia libre y las ligas de verano, o en algunos casos como 2024, la presencia de sus jugadores en Juegos Olímpicos o torneos internacionales. Una parte del calendario donde la información llega a cuenta gotas, los acuerdos firmados son mínimos y la actualidad estadounidense se centra en la liga de béisbol o la pretemporada de la NFL. Pero siempre hay espacio para algún rumor que hace excesivo ruido. En este caso lo han tirado desde The Ringer, el periodista Kevin O’Connor, quien relaciona dos nombres que tarde o temprano alguien iba a juntar: Luka Doncic y Los Angeles Lakers.

No a corto plazo, pero sí en el futuro. “Los Lakers tienen puesta la vista en Luka Doncic” decía el analista. “Veremos si funciona, pero desde Los Angeles, al no haber cambiado sus selecciones futuras de draft, todavía están pensando en el futuro” explicaba. O’Connor, natural de Boston, pero afincado en Los Angeles desde su fichaje por The Ringer, no es un habitual en tener información privilegiada y confidencial, aunque su opinión está valorada todavía en algunos círculos. Y la información del interés por unir al esloveno con una de las franquicias más laureadas de la historia es algo que siempre llama la atención.

Doncic: el sueño de los Lakers

Luka Doncic a los Lakers tiene sentido, al menos desde el punto de vista de la franquicia. Firmar a la gran estrella del planeta ha sido el modus operandi que llevan empleando desde que el baloncesto es baloncesto y el equipo de púrpura y dorado se mudó a California. Explotó mucho más desde la compra de Jerry Buss, pero los Lakers han sido por casi un siglo el mayor atractivo de la NBA a nivel nombres, por eso los grandes jugadores han querido pasar por el pabellón de los 17 banners. Y lo quieran o no en Dallas, Luka Doncic es eso para el futuro de la liga, junto con Nikola Jokic (algo más mayor) y Víctor Wembanyama. Es el futuro de la NBA pero ya desde un prisma competitivo. Es la gran esperanza de los Lakers post-LeBron.

El ejemplo más claro de la relación de amor entre Lakers y estrellas es la lista del 75 aniversario de la NBA, con los 76 mejores jugadores de la historia elegidos por un comité. Casi un cuarto de los jugadores, 18 exactamente, pasaron por el vestuario de los Lakers, solo por detrás de los Celtics con 20. Algunos, como George Mikan, James Worthy, Jerry West, Kobe Bryant o Magic Johnson, hicieron la mayoría de su carrera en los Lakers; a otros, la miel de la ciudad angelina les fue un dulce suficiente para aceptar su llamado. Y llegaron en su mejor nivel: Kareem Abdul-Jabbar tras ganar tres MVP y antes de ganar otros tres, Shaquille O’Neal al acabar su contrato rookie en Orlando donde llegó a las finales o incluso más recientemente, LeBron James con 34 años y Anthony Davis con 26. Todos ellos campeones en LA.

No siempre ha salido bien, para nada. Sin más pena que gloria han pasado por Los Angeles, solo en lo que va de siglo, Steve Nash, Dwight Howard, Karl Malone, Gary Payton, Carmelo Anthony o Russell Westbrook. Todos ellos buscaron su primer anillo y solo Howard, en su segunda etapa, lo encontró ya como jugador de rol. Dennis Rodman jugó para los Lakers en 1999 (apenas 23 partidos), Adrian Dantley temporada y media a finales de los setenta antes de ser el mejor anotador del planeta y hasta el rocoso Zelmo Beaty decidió retirarse en Los Angeles, en 1975, en la transición entre Wilt Chamberlain y Kareem en la pintura de los Lakers. Como Mitch Richmond, campeón con los Lakers en 2002 desde lo más profundo del banquillo, jugando apenas cuatro minutos en todos los playoffs. Jugar en Los Angeles gusta porque trae beneficios.

No de los fiscales, porque California tiene el impuesto estatal sobre la renta más alto para millonarios en todo el país (13.3%) pero las ventajas de jugar en el segundo mayor mercado del país son amplias a nivel patrocinadores fuera de la pista. Además del clima, mucho mejor que en la costa Este o el invierno en Texas, Los Angeles transmite el concepto del sueño estadounidense mejor que ninguna otra ciudad. Aunque para los jugadores internacionales nunca ha sido un factor: Dirk Nowitzki no tuvo problema en jugar toda su carrera en Dallas y por ahora, ni Giannis ni Nikola Jokic han hecho las maletas como si hicieron otros americanos en su piel. Culturas diferentes para entender un mismo concepto, pero un factor a tener en cuenta en el caso Doncic.

¿Tiene futuro en Dallas?

Desde Dallas la idea no debe sentar muy bien. La franquicia acaba de pisar sus terceras finales en la historia, segunda vez que han llevado a Luka Doncic hasta unas finales de conferencia (con 2022) y han conseguido a Klay Thompson en la agencia libre. El equipo, alrededor de Luka, Kyrie Irving y piezas de rotación, parte como uno de los favoritos para hacerse con el Oeste y volver a luchar por el anillo. Pero el rumor no es para febrero o el próximo verano, sino para una vez LeBron sea un recuerdo en el Crypto. Al Rey le quedan dos años de contrato (1+1), recién firmado este verano, y podría dejar el baloncesto al finalizar el curso 2025/26. Ese será el momento perfecto para los Lakers para buscar a Doncic, sea en agencia libre o vía traspaso.

Luego está el tema contractual. El de Doncic tiene vigencia hasta, casualidad o no, el verano de 2026. Tiene una temporada más con opción de jugador por casi $49 millones, pero el esloveno debería rechazarla por sentido común. El próximo junio, en cuanto acaben las finales de la NBA, Luka tendrá sobre la mesa un supermax por valor de casi $320 millones y cinco años. Ese contrato solo se lo puede ofrecer Dallas, ni Lakers ni cualquier otro equipo en agencia libre, y es mucho dinero: el contrato más alto de la historia de la NBA. Será difícil convencerle de firmar en otro sitio, y el dinero no será seguramente el recurso más preciado para Doncic, que sueña con competir por el anillo otra vez. La opción, por ejemplo, de jugar con su amigo Jokic pesa más que vestir la camiseta de los Lakers.

Si Dallas sigue compitiendo como en dos de los últimos tres años y siendo agresivo en los despachos, Doncic no tendrá ninguna necesidad de buscar fuera de casa lo que tiene en Dallas. Lo que necesita es paciencia: Giannis tardó ocho años en pisar unas finales y ganarlas, los mismos que Jokic. En su sexta temporada Luka ya sabe lo que es pisar el mayor escenario del planeta NBA y no, no hablamos del Crypto Arena. Eso es una historia para el futuro.

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