No hay emoción que mueva más que el miedo. Pánico, terror, pavor, temor. Como se le quiera llamar. Es el verdadero motor que mueve montañas, que cambia personas. O en este caso, franquicias NBA. Porque Los Angeles Clippers tienen apenas 12 días para solucionar el problema con el que se plantan la última semana de temporada regular: la ausencia de identidad. Y en el horizonte, los dos mayores miedos que han sufrido en el último lustro, las lesiones y molestias físicas de sus estrellas, y Luka Doncic.

Hace tres semanas, Paul George levanta la voz y sembraba una duda en el vestuario y la prensa de Los Angeles. “Queremos ser un equipo consistente y queremos que esa sea nuestra identidad. Siempre he sido vocal sobre tener una identidad, y ahora mismo, no creo que tengamos una identidad”. Lo hacía tras la dura derrota de los Clippers en casa ante Atlanta, noche en la que Kawhi Leonard completaba las declaraciones asegurando que el equipo está “atascado en el barro” y que lo mínimo exigido era jugar duro. Sumaban cuatro derrotas en cinco partidos. Apenas una semana más tarde, la cosa empeoraba. Otra vez en casa, perdían ante Indiana, y caían al quinto lugar con New Orleans robando el factor pista. Había miedo.

Esa noche eran James Harden y Ty Lue los que hablaban de identidad. «Esa puede ser nuestra identidad, ser blandos» hacía énfasis Lue, siendo muy crítico con su equipo. «Hemos de ser más duros mental y físicamente, y sobre todo, no podemos elegir cuándo tener una identidad” insistía. Y Harden ponía el dedo en la llaga, centrándose en la defensa del equipo: “Hemos de encontrar una identidad. Nos están anotando muy fácil, y eso no nos permite atacar cómodos”. Porque en esa racha de nueve partidos (3-6) Los Angeles Clippers tenían la segunda peor defensa de la NBA, permitiendo 123.1 puntos por 100 posesiones y un -4.6 de net rating pese a ser un ataque top-8 de la liga. Ty Lue lanzaba el reto a sus jugadores de cambiar la palabra sacrificio por inversión.

«No será sobre lo que un jugador haga, y cómo lo haga, sino sobre lo que el equipo consiga. En vez de sacrificarte por el equipo, inviertes en él», ilustraba su ejemplo. Y han respondido. Desde la derrota ante Indiana, los Clippers han ganado seis de los siete partidos, incluyendo al campeón, en Orlando o Sacramento. Y de golpe son la undécima mejor defensa de la NBA, mientras se mantienen como el octavo ataque. Su récord es el mismo que Dallas, el equipo más en forma, y en quien ya están pensando en Los Angeles. Porque a falta de cuatro partidos, Clippers y Mavericks tienen una ventaja de dos con Phoenix y New Orleans por abajo, y están a tres de los Thunder por arriba. Serán cuarto y quinto, y solo falta saber quién jugará en casa un hipotético séptimo partido.

Un rival habitual para Los Angeles Clippers

Es una rivalidad conocida para muchos, pero sobre todo para Luka Doncic. En sus dos primeras series de playoff, en 2020 y 2021, Los Angeles Clippers de Kawhi Leonard y Paul George fueron el rival en primera ronda. En el primer año, en la burbuja de Disney y con Kristaps Porzingis disponible en solo los tres primeros partidos, Doncic promediaba 31 puntos, con un 50% en tiros de campo, 36.4% en el triple, 9.8 rebotes y 8.7 asistencias antes de perder en seis. Para el recuerdo su debut, con 42 puntos (y 11 pérdidas) o el cuarto partido, 2-1 abajo: 43 puntos, 17 rebotes, 13 asistencias y el tiro para ganar sobre la bocina en la prórroga. Dallas perdió en seis pese a los números de Luka. Un año más tarde, el esloveno los llevaría hasta el séptimo y sus números subían: 35.7 puntos, con un 49% en tiros de campo y 40.8% en el triple, 10.3 asistencias y 7.9 rebotes.

Una serie que tiene pinta de iniciar igual, con los Mavericks como quinto mejor clasificado en el Oeste y los Clippers con factor pista. En 2021, el duelo que Doncic y Kawhi Leonard dejaron queda para el recuerdo como una de las mejores primeras rondas de lo que va de siglo. Y los 46 puntos del esloveno no sirvieron ante unos Clippers que remontaron un 2-3 en contra de la mano de su estrella, que metió 45 en el sexto y se quedó a una asistencia del triple-doble en el séptimo. El problema para los Clippers ahora mismo es que Kawhi no está disponible, al menos a corto plazo. Una inflamación en la rodilla le ha mantenido fuera los últimos cuatro partidos, y aunque desde la organización no demuestran ningún tipo de preocupación, la historia dice que las lesiones y los Clippers siempre han ido de la mano, especialmente en playoffs.

Desde incluso antes de Kawhi Leonard y Paul George. El equipo de Chris Paul y Blake Griffin sufrió más derrotas por lesiones y problemas físicos que por no ser mejor que el rival. Blake Griffin en 2013 con su rodilla, el tendón de Chris Paul en 2015, ambos en 2016 ante Portland. La lista sigue hasta Kawhi Leonard en 2021, tras ganarle a Dallas o incluso Paul George en el partido de play-in en 2022, dando positivo por COVID. El año pasado Russell Westbrook acabó siendo el mejor jugador del equipo en la serie ante Phoenix, con ambos George y Kawhi fuera. La historia dice que es lógico tener cierta preocupación en el Crypto Arena, sobre todo porque este equipo tuvo su mejor versión a principio de 2024, y desde entonces han ido a remolque, física y mentalmente.

El seis de febrero, Los Angeles Clippers eran primeros del Oeste tras haber ganado 26 de los últimos 31 partidos. Kawhi Leonard estaba sano, James Harden entendía que no era el sistema y la plantilla, la más profunda de la NBA, funcionaba como un reloj. Apenas dos meses más tarde, de vuelta en la cuarta posición, se plantean maneras humanas de frenar a Luka Doncic, ahora con un equipo digno a su alrededor, con la opción de que eso sea sin Kawhi Leonard. Un pánico que ya han sufrido en los años previos. Y la única vía es encontrar la identidad, o morir por el camino. No hay punto medio contra el miedo.

 

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