Descubrir algo significa mirar lo mismo que está viendo todo el mundo, y percibirlo de manera diferente.

Albert Szent Gyorgyi

 

Me gusta perder la mirada en el horizonte, buscar nuevos caminos, emprender nuevas aventuras, dejar la huella de nuestros neumáticos al arbitrio de los elementos, de la fugacidad del tiempo que dicta lo que vemos, lo que disfrutamos y como lo vivimos.

Buscamos sensaciones, emociones, aventuras en tierras lejanas, dejando nuestro patio de casa sin explorar. Esta es la sensación que he tenido tras esta ruta. Kilómetros de bochorno y sonrojo aderezados con sorpresa y felicidad. Felicidad de encontrar una ruta buscada en el tiempo con unas vistas increíbles, sorpresa por tenerla al lado de casa y bochorno por haberla ignorado todo este tiempo.

Tal vez el paso de los años me ha hecho más reflexivo, más selecto a la hora de tomar mis decisiones, más paciente para llevar a cabo mis acciones. Tal vez todo en la vida tiene un tiempo y ha sido el destino o el Karma los que me han puesto en esta ruta. Con la bicicleta adecuada y la mirada educada para apreciar mejor la enorme belleza de esta tierra.

Jorge me ha propuesto esta ruta por azar, le preguntó a la aplicación del tiempo donde ir con mejor clima el día de la Almudena, festivo en Madrid y el destino agitó su coctelera para ponernos una ruta mágica con la que jugar y disfrutar nuestro día festivo. Salimos de Navas de Rey, frente al lupanar o cafetería nocturna de insomnes de barra. Es solo una anécdota, se aparca bien, el día es frío, lo suficiente como para ir con chaqueta, pero en el límite incómodo de ir jugando con las cremalleras. Comenzamos bajando, vamos buscando el embalse de Picadas, un remanso de paz si no vas un fin de semana o el tiempo no es nivel cinco estrellas en la categoría urbanita como para dejar el confort del centro comercial. Hoy es solo para nosotros y para una pareja de jabalíes que buscan comida cerca de la orilla del embalse. Asustadizos, no dejan de remover la tierra con sus hocicos poniéndose en alerta al más mínimo de nuestros movimientos.

Dejamos la paz del embalse en su orilla para buscar sus vistas desde la altura que los montes cercanos nos regalan. Disfrutamos del mirador al embalse de San Juan y continuamos nuestro ascenso por pistas dé ensueño, jamás hubiese imaginado la belleza de este paraje donde el verde es el protagonista. Me llama la atención la soledad del entorno, tal vez la lejanía de Madrid ayude, pero es algo de agradecer. Ruedo tranquilo, de cháchara con Jorge, en lo que un palo salta para quedar alojado entre el cambio, los radios de la rueda y el cuadro. El karma avisa, estate atento, en la ruta vienen curvas.

Tras disfrutar de esta pequeña montaña, gran colina o yo qué sé, nunca me ha dado por identificar correctamente los altos geográficos y mi curiosidad no da para tanto, pero ahora me viene a la memoria la película, el hombre que subió una colina y bajo una montaña que claro alimenta mi curiosidad por dejar claro estos conceptos en mi mente.

Dejamos el alto, llamémoslo así por una pista estupenda que nos dejara en la carretera y está en Robledo de Chavela en donde haremos una pausa al sol para reponer fuerzas junto a un caballo instagramer con sus trenzas. Tras la pausa nos quedará lo divertido, el rock and roll de la ruta.

La subida a la ermita de Navahonda es dura, técnica y tremendamente bonita. Es uno de estos tramos que podríamos denominar premium, solo para suscriptores a los paisajes espectaculares, a las bajadas trialeras intensas y sabedores que nuestros límites como ciclistas rodarán continuamente al filo de la delgada línea que te mantiene al borde de la caída o lo que siempre digo al arbitrio del dedo De Dios.

En el camino nos encontramos un matrimonio con sus años de experiencia en la vida, nos preguntan por la ermita y les decimos que les queda una eternidad, van sin nada y entre risas deciden darse la vuelta, lo más razonable dado que son casi las dos de la tarde y están a más de dos horas de distancia de la parada de bus más cercana. Jorge los mira con asombro y me comentan “… y nosotros que pensamos que vivimos aventuras, ellos si salen a la aventura.” Me encanta la gente que vive y disfruta de la vida con los recursos que tiene. El abono de transporte de Madrid es la llave mágica que te abre las puertas a descubrir una gran comunidad.

Solo queda disfrutar del entorno espacial que nos regala la ruta, entre vacas, pistas y gigantes oídos que están atentos a lo que el universo nos quiera contar. Me hace gracia pensar en la analogía, esta ruta para mí hasta hace unos días era un universo muy lejano.

Seguramente Bill Watterson, el dibujante, entre otras muchas cosas de la tira cómica Calvin y Hobbes, nos dejó la siguiente reflexión “A veces pienso que la prueba más fehaciente de que existe vida inteligente en el universo es que nadie ha intentado contactar con nosotros”.

 

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Track de la ruta

Acerca de alakan

Dentro de veinte años estaras mas arrepentido de las cosas que no hiciste que de las que hiciste.Asi que librate de las ataduras.Naveja lejos del puerto seguro.Atrapa las huellas del viento en tus velas.Explora.Sueña.Descubre.MARK TWAIN.



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