El amor tiene un duende que ríe, que enciende, que crea y recrea y aunque al diablo le pese, retoña y florece y al mal lo voltea. 

Eladia Blazquez 

He de confesar que soy mas de frio que de calor, de encontrar el confort de una buena sudadera, de sentir el peso del edredón para dormir, adoro una buena primavera y un Otoño donde el equilibrio entre la luz del día y la temperatura ambiente te permiten disfrutar de la vida al aire libre con digamos, cierta comodidad.

No me gusta el verano y en especial el mes de agosto, no me ha gustado nunca. Lo encuentro un mes antipático, caluroso y apático. Es el mes en el que me encuentro menos activo, menos creativo, siento que paso los días embarrancado bajo el ventilador, amarrado a puerto esperando que el calor insoportable cese para salir, no como el resto del año que puedo salir a la hora que quiera sin estar pendiente de termómetro.

He querido romper esta apatía y rodar por los campos secos de un Madrid, que es Castilla. Por sus pistas arenosas, sus dehesas sombrías y sus calles transitables por la diáspora vacacional.

La ruta empieza con pocos ánimos, las justos para vestirme de ciclista y madrugar para pillar algo de frescor mañanero, pero se me olvido cargar el móvil y tengo que retrasar la salida hasta llegar al 90% de batería, cosas del primer mundo.

Salgo de Alcorcón y al llegar a la pista de tierra la muñeca derecha comienza a quejarse. Si no curas bien las lesiones están terminan saliendo en los momentos más inoportunos, vale esto es culpa mía, pero ya empieza a hacer calor y en eso agosto se lleva la palma.

Tengo la esperanza de mantener la motivación, pero este mes me lo ha puesto muy difícil, ya que no puedo ir escuchando música, si lo se todos lo hacéis, pero hace dos semanas a mi me multaron por usar los auriculares de transmisión ósea. Aún así intento rodar y grabar

un vídeo ameno pero a los 25 kilómetros el dolor de la muñeca comienza a ser demasiado persistente y decido cambiar la ruta frente a la gran subida del día, vamos a pensar que esto fue una simple coincidencia del destino.

Con poca agua, mucho dolor en la muñeca y nada de motivación en la cabeza para hacer que las piernas se metiesen por una pista petadora en la mitad de un erial. Solo quedaba parar en una sombra y tomar la decisión que hubiese sido la mas acertada desde la primera hora de la mañana, no salir, odio también la motivación deportiva de la que quieras o no soy participe. Menos es más, sino lo intentas no sabes que puedes, no dejes que el sofá te atrape.  

Podía haber vuelto en tren como cualquier ser con sentido común, pero no, tenía que volver en bici, hoy le tocaba de guardia en la cabeza a mi yo espartano. Dibujo una ruta para volver por las Rozas, porque al tirano de los mandos neuronales no le apetencia volver por donde había venido, era aburrido.

La cuestión es que esta vez el destino o mi me gusta llamarlo karma, se alió conmigo y premio el esfuerzo realizado con recorrido dibujado en Kommot bastante ameno y

llevadero para una muñeca que pedia ibuprofeno y reposo ya a gritos.

Dejo atrás las Rozas y Majadahonda por carriles bici para, ya en el término municipal de Pozuelo de Alarcón volver a la tierra. Cruzar por el atentado ecológico del Monte Gancedo y rodar por las pistas arenosas que me dejan de nuevo en Alcorcón. Al final salió un vídeo entretenido, una ruta apañada y un espartano a los mandos de una cabeza loca feliz.

Ya lo dijo Laurent Gounelle en su libro “El hombre que quería ser feliz ” A veces, el camino que lleva a la felicidad nos obliga a renunciar a las comodidades para seguir las exigencias de nuestra voluntad en lo más profundo de nuestro ser. Las voces de nuestra cabeza mandan. 

Track de la ruta.

Acerca de alakan

Dentro de veinte años estaras mas arrepentido de las cosas que no hiciste que de las que hiciste.Asi que librate de las ataduras.Naveja lejos del puerto seguro.Atrapa las huellas del viento en tus velas.Explora.Sueña.Descubre.MARK TWAIN.



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