Entrevista incluida dentro del número 1.541 de la revista Gigantes del Basket correspondiente a febrero 2024, ‘Copa del Rey: 40 años viviendo historias únicas‘
Si Jabari Parker fuera una canción, sería una de The Temptations, su grupo de motown favorito. Diez años después de ser escogido en el puesto número dos del draft de la NBA, el guion de su vida ha dado un giro inesperado.
Gigantes: Estás jugando muy bien estas últimas semanas. ¿Qué ha cambiado respecto a los primeros partidos?
Jabari Parker: Creo que la única diferencia es que el equipo está haciendo las cosas realmente bien. Puede ser que yo esté aportando más cosas, pero lo realmente importante es que el equipo está jugando de manera excepcional. Yo necesitaba más partidos y más experiencia para acelerar mi progreso y seguir creciendo. Lo único que tanto yo como el equipo necesitábamos era un poco de tiempo.
G: Cuando llegan los instantes decisivos de los partidos, no te inmutas. Se te ve tan calmado que pareces de hielo.
J.P.: La clave es tener claro en tu cabeza que sólo de trata de un partido. Por muy importante que nos parezca, lo que pasa sobre el parqué no es de vida o muerte. Hay soldados que están defendiendo a nuestro país en zonas de conflicto y lo suyo sí es para estar nervioso. Eso sí que es trabajar con presión porque su vida pende de un hilo. El basket es mi pasión y siempre quiero ganar, pero hay que ver las cosas con perspectiva y compararlas con las cosas del mundo que realmente importan. Tener presión es tener problemas económicos y tener que buscar los recursos para que tus hijos coman, no jugar a basket.
G: ¿Cómo trabajas el aspecto mental para lograr ese equilibrio cuando la pelota quema?
J.P.: Lo importante es hacia dónde diriges la concentración. Yo trato de tener la mente limpia y fijar un objetivo muy claro y concreto para ser el mejor jugador que puedo ser en la pista. Eso me permite tener una visión más calmada y dejar al margen el resto de pensamientos que te pueden influir.
G: Antes de los partidos te solemos ver leyendo libros. ¿Cómo puedes concentrarte?
J.P.: Precisamente me ayudan a concentrarme. Te diré una cosa. Cuando estás leyendo sólo puedes hacer una cosa; estar concentrado en las palabras. Eso me ayuda a abstraerme del resto de pensamientos que suelen invadirte antes de un partido. ¿Qué pasará si perdemos? ¿Qué pasará si juego mal? No se trata de pensar en demasiadas cosas sino justo lo contrario. Simplemente te centras en la lectura. Es mi manera de meditar. ¿Te recomiendo alguno? Hace poco leí ‘La disciplina marcará tu destino’. Mi mejor amigo me dejó ‘El alquimista’, que es un libro muy popular en Estados Unidos.
G: Toda esa calma desaparece cuando se acaban los partidos y te vemos celebrar las victorias con los aficionados del Palau Blaugrana.
J.P.: Tengo la sensación que hemos conectado muy bien porque tenemos el mismo objetivo y eso une mucho. Queremos que el club vaya bien y eso genera una especie de vínculo familiar. Se trata de crear puentes con la gente que se pasa el partido animándonos. Hace unas semanas empecé a sentir un cariño especial hacia mí. Hasta corean mi nombre con una canción. ¿La has oído? Mi responsabilidad es devolverles ese cariño con la mejor versión de mi juego, con el máximo esfuerzo para que las cosas nos salgan bien.
G: Los aficionados y los periodistas nos ponemos muy nerviosos cuando el equipo pierde un partido. ¿Lo has notado? ¿Cómo te afecta?
J.P.: Una temporada no es un esprint, es más como una maratón. Si pierdes un partido, tienes que olvidarlo cuanto antes y centrarte en el siguiente porque, si no, puedes perder el equilibrio. Aunque nos duelan, no podemos vivir las derrotas de la misma manera que un aficionado.
G: Durante el mes de diciembre los resultados fueron malos y el entorno fue muy crítico con Roger Grimau.
J.P.: La comunicación con el entrenador es muy fluida. Él nos ayuda mucho preparando muy bien cada partido, pero las derrotas no son su responsabilidad sino de los jugadores que estamos en la pista. Los entrenadores siempre están en el ojo del huracán y eso no cambiará, pero la responsabilidad es de los jugadores.
G: ¿Cómo es tu vida en Barcelona?
J.P.: Me gusta. Estoy viviendo una experiencia que nunca me hubiera imaginado. Jamás pensé estar viviendo en España. Todavía conservo muchos amigos en Chicago que nunca han salido del país. Aunque todavía me quedan muchas cosas por descubrir, me siento cómodo e integrado en Barcelona. He ido alguna vez a los cines que hay en la calle Balmes.
ACB Photo / E. Cobos
G: Cuando el Barça te fichó, la gente hablaba de tus lesiones, tenían dudas. Ahora los comentarios son sobre tu mate contra el Lenovo Tenerife.
J.P.: Mi última lesión grave fue en el 2017 y desde entonces no he parado de jugar. Yo me lo tomo como un proceso. Mi responsabilidad es cuidar mi cuerpo cada día tanto como pueda. Intento ser tan profesional como puedo para mantener mi cuerpo en condiciones óptimas. Seguramente mi recuperación ha sido una inspiración para otros deportistas. Lo que yo he conseguido no lo ha hecho ningún otro jugador. La rehabilitación fue buena y fui un pionero. Soy un buen ejemplo de cómo recuperartemy solo quiero que la gente sepa lo que puede hacer, que puedes sobreponerte a cualquier adversidad siempre que te dediques en cuerpo y alma. ¿El mate contra el Tenerife? Fué espectacular, tienes razón, como los que solía hacer antes.
G: Jayson Tatum lo vio, flipó y habló maravillas de ti.
J.P.: Es un buen amigo. Lo conozco desde el instituto, así que sus palabras tienen mucha importancia para mí.
G: ¿Cómo es que no llevas ningún tatuaje?
J.P.: Cuando crecí, mi padre era un referente y él no tenía tatuajes. Uno de mis hermanos tiene un tatuaje, pero muy pequeño. No creo que haya nada tan importante como para ponértelo sobre tu cuerpo. Mejor guardar las cosas importantes en tu mente.
G: ¿Cómo fue tu infancia?
J.P.: Fue buena. No teníamos mucho en casa, pero mis padres nunca me lo dijeron. De valores sí que se hablaba. Si tienes buenos valores, puedes ser pobre, pero te puedes sentir rico de corazón. Esa es la educación que recibí de mi familia. Así fui creciendo. No teníamos mucho, pero nunca estuve triste ni enojado. Siempre fui un niño feliz y siempre supe que tenía amor a casa.
G: ¿Cómo era su barrio de Chicago?
J.P.: Para mí, South Shore era un barrio normal, pero las noticias y los medios de comunicación decían que era una zona peligrosa. Estaba lleno de personas que intentaban cambiar las circunstancias en las que les había tocado vivir. Supongo que soy una representación del entorno en el que me crie, pero me encanta.
G: Cuando eras joven, veías partidos del Euroliga, ¿verdad?
J.P.: Miré unos cuántos, sí. Vi los partidos de algunos amigos míos de Chicago que jugaban en la Euroliga. Uno en particular era Jeremy Pargo, que jugó en Israel para el Maccabi. Después también seguí bastante a Ricky Rubio porque leí un reportaje de la revista ‘Slam’ y quería comprobar si verdaderamente era el nuevo Magic Johnson.
G: ¿Conoces a otros jugadores míticos del Barça?
J.P.: Sí, claro. Empezando por dos que tengo cerca, como Juan Carlos Navarro o Audie Norris. También Anderson Varejao. Vi su cara en un póster del Palau Blaugrana y rápidamente lo identifiqué. Me acuerdo de cuando jugaba en los Cavaliers. Otro que me viene a la cabeza es Jacob Pullen, que, como yo, era de Chicago. Éste es un club muy reputado en el que han jugado muchas leyendas.
G: ¿Cuál es tu mejor escenario para la próxima temporada?
J.P.: No lo sé. Ya te he explicado que me gusta vivir el momento y no pensar más allá. Si empiezo a pensar en el siguiente paso, perderé la concentración. Este año sé con certeza que quiero ser el mejor jugador posible e intentar ayudar nuestro equipo a ganar. Seguramente este proceso, si el equipo tiene o no tiene éxito, me ayudará con la decisión de la temporada próxima. Es demasiado pronto para saber si querré seguir en Europa o volver a la NBA. Solo quiero aprovechar este año. Cuando acabe la temporada, cuando juguemos el último partido, será el momento de hacer balance, estudiar opciones y decidir qué hacer.
G: Cuando llegue ese momento, ¿cómo te sentirás feliz?
J.P.: Lo más importante es que todo el mundo se mantenga sano. La salud lo es todo. Ganes o pierdas, lo que importa es si puedes volver a casa entero. La parte secundaria es la deportiva. Estamos trabajando muy duro y la última pieza del éxito es el título, pero tiene que ser una consecuencia del trabajo bien hecho.
G: Si te quedas en Europa, el año que viene te tocará jugar en Dubái. La Euroliga está estudiando tener una franquicia allí. ¿Qué te parece?
J.P.: El basket no entiende de fronteras. La Euroliga es una gran competición que se quiere expandir por grandes ciudades. Sé que una de las opciones es París y otra de las posibilidades es Dubái. Creo que puede ser una oportunidad para que los aficionados de esa parte del mundo vean buen baloncesto.
acb Photo / Dani Catalán