Todos buscamos la manera de proteger nuestro patrimonio o negocio de las pérdidas o riesgos que puedan presentarse. Y un seguro es la mejor forma de hacerlo.
Asegurarse es la opción más recomendable para evitar pérdidas por daños sufridos o causados por sucesos inesperados.
El seguro en estos casos indemniza de perjuicios provocados sobre los bienes materiales o económicos en los negocios o contra las personas.
Esta opción muchas veces protege la estabilidad financiera y operativa de las firmas y las personas que contratan seguros y permite que estas pueden continuar con sus actividades y vidas sin mayores inconvenientes.
En la actualidad, existen muchos servicios y dispositivos de seguridad con que cuentan las empresas y las personas para elevar su protección, que van desde sistemas y equipos de seguridad privada, sistemas contra incendios y alarmas, entre otros. Sin embargo, estos no pueden garantizar en 100% que no se presentará un problema de mayores dimensiones.
Es por esto que sigue siendo importante asegurarse y protegerse con los distintos tipos de coberturas de los seguros, diseñados de acuerdo a las necesidades de los clientes o contratantes.
Estos pueden servir para:
- Cubrir pérdidas materiales de bienes y objetos.
- Indemnizar daños a terceras personas por daños o lesiones.
- Cubrir pérdidas consecuenciales, es decir la interrupción en las operaciones por daños.
Un seguro ofrece un respaldo financiero, legal, médico, logístico y administrativo cuando se presenta un siniestro que afecta los establecimientos, a los trabajadores y a terceras personas, tales como accidentes laborales, incendios, inundaciones, sismos y robos.
Los accidentes se tratan de evitar, pero ocurren. Todos los días nos enteramos sobre incendios en viviendas, negocios, desastres naturales, robos, lesiones y muertes.
Por eso las aseguradoras contemplan todos los escenarios posibles.
En el ámbito empresarial, por ejemplo, las pólizas de seguro se diseñan en consonancia con las necesidades de las empresas. Por lo regular, estas sirven para proteger contra:
- Accidentes laborales
- Incendios o explosiones en las instalaciones
- Fugas o derrames de sustancias químicas
- Daños a las mercancías o a los inventarios en depósito
- Daños o destrucción de la maquinaria industrial o la empresa
- Daños a bienes o la estructura de los negocios
- Robos y asaltos
- Daños perpetrados por empleados o huelgas
- Desastres naturales como inundaciones, terremotos y tormentas
- Gastos médicos de los empleados
- Fallecimiento accidental de los trabajadores
Pero hoy en día, además, hay que considerar que el ámbito de la seguridad y los seguros han experimentado cambios significativos como el “teletrabajo”, lo que es una opción permanente para muchas empresas ahora.
Esto implica que las aseguradoras y los clientes se adapten a esta nueva realidad y que en muchas partes y se produjeran cambios en la oferta de coberturas.
Ahora se contratan con más frecuencia seguros multiriesgo de hogar, mucho más completos, que pueden cubrir necesidades personales y laborales. Entre otros aspectos, incluso, estas pólizas protegen de los ataques cibernéticos y aseguran los equipos de la casa tal y como si se trataran de los equipos de una oficina.
Todo lo precedente implica que las necesidades de protegerse experimentan cambios y que las aseguradoras también deben modificar sus productos. En tiempos en los cuales el trabajo puede estar en la casa y la empresa puede ser el hogar, los servicios de las aseguradoras no pueden permanecer inalterables y estancadas, sobre todo porque las nuevas circunstancias crean necesidades antes desconocidas y nuevos riesgos que deben prevenirse.